Con ‘Existiríamos el mar’, la autora se consagra no contándonos los avatares convencionales del sexo, conspiración y la droga, sino un tema insólito desde Zola: el trabajo y la clase trabajadora.
Charbonneau abandonó París para ejercer como maestro en un pueblo de los Pirineos, donde escribió una obra crítica con el progreso técnico y económico y se implicó en las luchas ecologistas de la época