Guillem Martínez (Cerdanyola del Vallés, Barcelona, 1965) es uno de los periodistas más singulares y ácidos del panorama español. En Catalunya escribió durante años en la edición catalana de EL PAÍS y fue guionista del programa de humor “Polonia” en TV3. Poseedor de un estilo tan barroco como personal e intransferible, ha acuñado conceptos que hoy son de dominio público, como “Cultura de la Transición” o “Procesismo”. Participa desde su fundación en CTXT. En este medio digital ha seguido el Procés catalán, del que es un sofisticado crítico. Sus crónicas sobre la política catalana han quedado recogidas en “57 días en Piolín” de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo) y “Caja de brujas”, de la misma colección. En la actualidad sigue la política nacional (confinado) desde Madrid, a través de la serie de crónicas “El Decamerón”. Este fin de semana ha participado de forma online en la Escuela de Formación Clara Campoamor de Podemos Asturies con la ponencia “CoronaSpain. Política en tiempos de pandemia”. En su mente relaciona de un modo automático la palabra Asturies con “pitu caleya”
¿Estamos ante un cambio de época?
Sí. Llevábamos años en que no pasaba nada que no pasara el año pasado. Ahora estamos ante un cambio en la percepción de la realidad. Un cambio en la percepción de la debilidad del sistema sanitario, y en la percepción de la crisis del Estado del Bienestar. Un cambio de percepción todavía mayor que el que supuso la crisis de 2008. Todas las epidemias son sociales, y esta también lo es. En el siglo XIX hubo por ejemplo un montón de epidemias de tifus. El tifus es la confusión en el subsuelo del agua sucia y del agua limpia, es decir, el tifus eran la enfermedad propia de las desigualdades sociales, la emigración del campo a ciudades improvisadas, sin ningún tipo de planificación, salubridad ni servicios…. Ahora la epidemia son el neoliberalismo, los recortes, y el cambio climático, porque ya sabemos que el calentamiento global favorece la expansión de los virus.
¿Te planteo posibles salidas?
Vale
Opción 1. Salida autoritaria.
Los Estados están envalentonados, y están haciendo lo que saben. Que es poco y malo. En Hungría han dado una especie de golpe de Estado. En España el Ejército está haciendo cosas que están bien, y otras que son rarunas, como patrullar por un pueblo esuskaldún con el himno de España a todo trapo. El Rey, cuyo padre tiene un juicio pendiente en Londres, está uniendo mucho su agenda a la del Ejército. Las derechas están muy próximas al Rey y están apostando por un Gobierno de unidad nacional, que acabe con esa cosa rara que es el Gobierno de coalición, que es muy poco Estado, y que una parte del Estado percibe como un Gobierno “okupa”. Este Gobierno no le mola a una parte importante del Estado profundo.
“Las derechas están muy próximas al Rey y están apostando por un Gobierno de unidad nacional”
Opción 2. Salida social.
La solución no autoritaria es no recortar. Para salir bien de esta y sin neoliberalismo habrá que endeudarse como para una boda. El coste de hacer una renta básica por un tiempo limitado es asumible. En Canadá por ejemplo están dando 2.000 pepinos por persona. No veo acabar con el capitalismo esta semana, pero sí poner coto al neoliberalismo. O cambiamos modelo o nos vamos a un Mad Max con mascarilla en el que en cada próxima epidemia tendremos que decidir a qué colectivo vamos a abandonar.
¿Y de dónde sacamos el dinero?
Está aún por ver si Europa traga y hay rescate social. Los gobiernos están haciendo economía de guerra. Hay un gasto de economía guerra. Europa debe garantizar que haya ese gasto, e impedir que la crisis la paguen los de abajo. Tiene que haber ese Plan Marshall.
Por qué ¿de verdad estamos montando todo este lío por la gente mayor? ¿La aplicación pura y dura del neoliberalismo no habría sido decir, como Bolsonaro, que esto es un “resfriadiño” y dejar morir a los ancianos y los enfermos crónicos?
Estamos encerrados para salvar vidas, sobre todo de la gente mayor. En Texas el Gobernador ha dicho que los abuelos salvarán a América con su muerte. En Holanda la sociedad no ve tan escandáloso dejar de atender a un mayor. Los médicos hablan con las familias. Les cuenta lo que hay, y la gente acepta. En España o Italia, países católicos del Sur de Europa, eso es inadmisible.
“No veo acabar con el capitalismo esta semana, pero sí poner coto al neoliberalismo”
¿Qué pinta la geopolítica en todo esto?
Asia es quien más está emitiendo. Está jubilando a EEUU y a Europa, que bueno, ya estaba jubilada. Si dejamos al margen China y alguna otra joya, Asia ha tenido las respuestas más imaginativas y democráticas. Por ejemplo invertir muchos dineros en test. Demuestran que tienen inteligencias que ya no tenemos en Europa. A EEUU la salva un poco el federalismo, porque hay estados que están haciendo las cosas bien al margen de Trump.
¿Es realista creer que en China murieron menos de 4.000 personas?
No sabemos qué paso en China. Todos los estados mienten como bellacos.
¿Cómo ves al Gobierno?
Ha parado el golpe en la gente más humilde. Esto nunca había pasado en una crisis. La última crisis fue una orgía de austeridad. Habrá que ver qué pasa después, porque dependerá de la UE para reconstruir el Estado del Bienestar. En lo comunicativo está teniendo fallos inauditos. Está emitiendo poco, y emitiendo mal. En general filtra a los medios cosas poco interesantes. En estas crisis los principales emisores son el pack PP-VOX. Las derechas están apostando por la crispación, el odio, la polarización y las fake news en las redes. Apostar en mitad de una epidemia por el odio ya sabemos como acababa en la Edad Media: en progromo, en linchamiento…
¿Qué fallos comunicativos le ves?
El estado de alarma necesitaba el consenso social de que esto iba a ser gordo. No se podía haber declarado 15 días antes, porque todo el mundo se lo hubiera saltado, pero si 48 horas antes, cuando ya existía ese consenso social y parecía que el Gobierno no reaccionaba. Luego está lo de meter al Ejército en las ruedas de prensa. En toda Europa el Ejército participa en tareas civiles, pero no hay señores de uniforme dando ruedas de prensa.
¿Pedro Sánchez?
Pedro Sánchez es un desconocido. Ha habido muchos Pedro Sanchez. El de la anterior legislatura era muy inquietante. Hizo una campaña con electoral con marcos muy conservadores. Esta vez ha sido valiente, sentando un precedente europeo a nivel de gasto social en Europa. Sabemos que en la crisis se crece. Dicen que es algo muy de los jugadores de basket.
“El Ministerio de Trabajo está funcionando con una inteligencia propia, muy chula, muy sexy, muy rara, muy vinculada a los sindicatos”
¿Pablo Iglesias?
Ha estado a la altura. UP por azar o por inteligencia no hecho bloques. Ha sabido entenderse con una parte del PSOE frente a los ministerios económicos. Yolanda Díaz ha sido ahí fundamental. Es el ministerio que está funcionando con una inteligencia propia, muy chula, muy sexy, muy rara, muy vinculada a los sindicatos… Tenían los planes una semana antes del estado de alarma, y se le acusó de alarmista.
¿Casado?
Es la versión moderada de Abascal. Reparte como los psicópatas, castigos y premios de forma aleatoria. Está dibujando una catástrofe que permita un gobierno de unidad nacional, español y españolísimo, que por fin corrija todas esas rarezas de que haya izquierdas y otros nacionalismos que no sean el español
¿Y Abascal?
Es Casado con I+D. Están haciendo una buena comunicación. Su idea es corregir el gobierno de coalición, al que el Estado profundo le tiene mucho estupor.