En menos dos semanas el número de infectados por Covid-19 en Singapur ha pasado de 1.000 a más de 7.400. Una cifra difícil de entender cuando hasta hace poco la pequeña ciudad estado acaparaba elogios internacionales con su estrategia para contener el número de infectados. Sin recurrir a una política de confinamiento agresiva, el número de fallecidos no supera la decena, todos ellos mayores de 65 años y con complicaciones respiratorias previas.
De hecho, no fue hasta el 7 de abril que el primer ministro, Lee Hsien Loong, anunció el cierre de todos los servicios no esenciales y la obligación de llevar mascarilla se impuso el 17 de abril. Sin embargo, tan solo un día después, 942 personas daban positivo por coronavirus con más del 90% de casos procedentes de alojamientos masivos para trabajadores migrantes.

Singapur cuenta a día de hoy con casi un millón de trabajadores no cualificados, llegados de Bangladesh, India, Myanmar y China. En su mayoría se dedican a la construcción, pero también trabajan en astilleros, refinerías y limpieza industrial. Independientemente del sector, sus salarios no superan los 18 dólares diarios (12 euros) y sus visados dependen directamente de la empresa que los contrata según sus necesidades y que puede echarles de un día para otro. Estos hombres pagan hasta 15 dólares a agencias de trabajo por un visado que les permita vivir en Singapur.
El 90% de los positivos en coronavirus proceden de los alojamientos masivos para trabajadores de India, China y Bangladesh
En este caso, vivir significa el derecho a una cama en habitaciones en las que duermen hasta veinte personas. Los edificios de alojamiento masivo albergan hasta 50.000 personas en condiciones mínimas de higiene, sin posibilidad de respetar el distanciamiento social recomendado de un metro entre persona.
El pasado miércoles, nueve de los dormitorios de Singapur pasaban a confinamiento y el domingo se decretó el cierre total de todos los dormitorios. Los trabajadores confinados pasaron así de 50 a unos 300 mil.
Organizaciones no gubernamentales como HOME o TWC2 recurrieron a las redes sociales para denunciar la escasez de comida y de higiene básica. Estas ONGs llevan años abogando por la protección de salarios para garantizar que siguen cobrando y que pueden enviar parte de sus ingresos a las familias que dejaron en sus países de origen. El ministro para el Desarrollo Nacional, Lawrence Wong, aseguró que todos los dormitorios afectados cuentan con personal médico que sigue realizando tests y separando aquellos trabajadores que han dado positivo por Covid19 de los demás.
Los trabajadores asignados a áreas consideradas esenciales para el Estado han sido trasladados a viviendas sociales vacías. Otros son trasladados a hoteles flotantes, campamentos del ejército. Para pacientes en recuperación se han habilitado hoteles y pabellones de exhibiciones. El director de la comisión de Turismo de Singapur, Tan Yen Nee, no ha especificado cuántos hoteles se han puesto a disposición del Ministerio del Trabajo.

El primer ministro pretende así reducir la concentración de personas en cada habitación, reforzar las medidas de confinamiento, y lograr una mejor distribución de recursos. No obstante, la comunicación con los afectados es escasa, y aunque todos los alojamientos cuentan con acceso a internet por WiFi, muchos trabajadores no saben de este beneficio. Por otra parte, el hecho de que miles de personas intenten conectar a la vez, reduce su posibilidad de contactar con sus familias de forma regular.
No es la primera vez que las organizaciones ponen en evidencia las precarias condiciones de vida de los trabajadores migrantes. En el 2008 ocurrió un brote de varicela. En el 2016 se temió por la salud de estos hombres en pleno brote de dengue y zika. El Gobierno se niega a contar con la ayuda de estas ONGs que tienen gente en el terreno y que manejan datos importantes, cifras que para el Gobierno son irrelevantes.
No es la primera vez que las ONG´se ponen en evidencia las precarias condiciones de vida de los trabajadores migrantes
Pese a los avisos de HOME, el modelo de traer trabajadores de países vecinos con altos índices de pobreza iniciado por el imperio Britanico durante la colonización de Singapur seguirá vigente. Para alojar a los trabajadores necesarios para construir la quinta terminal del aeropuerto de Changi – considerando el mejor del mundo desde hace 7 años – el Ministerio del Trabajo ya había empezado la construcción de un nuevo edificio, réplica de los anteriores, en un ejercicio que demuestra que el Ejecutivo de Singapur no cree que el suyo sea un modelo fallido. Este nuevo edificio dormitorio estará concluído meses antes de lo previsto para poder ser utilizado en las próximas semanas.
El país tiene los políticos mejor pagados del mundo y lleva varios años en el top 10 de las ciudades más caras del planeta. Sus universidades son reconocidas a nivel mundial. Su arquitectura extravagante la sitúa entre los skylines más fácilmente reconocibles.
Las personas que ahora luchan por sus vidas y por sus salarios, trabajan incontables horas semanales, garantizando que Singapur no para de crecer: asfaltan las carreteras en las que no pueden circular coches con más de 10 años; limpian los parques y las calles para que la república siga a la cabeza de las ciudades más limpias del mundo; trabajan en la construcción de las infraestructuras que sitúan a Singapur en lo alto de las listas de modernidad, rapidez y eficacia.

El Gobierno del Partido deAcción Popular, lleva más de 50 años en el poder. De hecho, desde su independencia forzada de la federación Malaya, Singapur jamás ha tenido otro partido en el Gobierno. Lee Kwan Yew, fundador de la Singapur moderna, y padre del actual primer ministro, quiso crear un sistema en el que los singapurenses fuesen la prioridad del Estado. Educación y Sanidad casi gratuita, ayudas económicas, preferencia en las vacantes de empleo. Sin embargo, terminó creando un sistema en el que los residentes se dividen en tres categorías: los singapurenses y residentes permanentes, los expatriados – en su mayoría australianos, europeos y americanos – que suelen asentarse en el país por períodos inferiores a diez años, y los trabajadores inmigrantes no cualificados, que no son cuantificados como parte de la población aunque los beneficios de su trabajo si aportan lucro a la nación.
A golpe de eufemismo
El afán del Gobierno de Singapur por controlar el mensaje y por evitar una sensación de confinamiento le ha llevado a utilizar eufemismos para describir la situación que se vive. En lugar de lockdown, palabra utilizada en los países de lengua inglesa para describir su encierro, la república singapurense se ha decantado por circuit breaker, algo así como interruptor o cortocircuito. Las mascarillas son obligatorias fuera de casa, con excepciones para menores de dos años, y personas haciendo ejercicio físico. El Gobierno se ha encargado de distribuir de forma gratuita mascarillas reutilizables (una por persona) y medio litro de gel desinfectante por casa.
Cuando las corporaciones multinacionales ya habían informado a sus trabajadores de que no podían viajar o utilizar las oficinas como parte de su plan de control de riesgo, las empresas locales seguían abiertas y sin ninguna restricción.
Poco a poco se ha ido cerrando el cerco: prohibido viajar, el regreso a Singapur para los residentes que se encuentran en el extranjero depende de autorizaciones que pueden tardar semanas en aprobarse (con prioridad para pasaportes singapurenses).
Las guarderías han cerrado el día 7 de abril y las escuelas y universidades han pasado a funcionar mediante enseñanza a distancia. Restaurantes y cafeterías pueden vender pero no pueden tener comensales en sus espacios. Todas las tiendas no esenciales han cerrado en las últimas semanas. Las playas están acordonadas: no se puede nadar ni hacer deportes acuáticos.
Los condominios privados han cerrado todas sus instalaciones: piscinas, barbacoas, pistas de tennis, zonas de deporte. No se puede acceder a parques infantiles ni zonas de acampada.
Se suponía que este periodo de cortocircuito terminará el 4 de mayo. Finalmente será el 1 de junio.
Fantástico artículo! Nos abre los ojos a una situación que pasa completamente desapercibida a aquellos que no formamos parte del día a dia de un país