El cardiólogo Carlos Ponte (A Coruña, 1947) estudió en en la Universidad de Santiago de Compostela, militó en el movimiento antifranquista y contribuyó a fundar Comisiones Obreras en el ámbito de la salud, cuando el sindicato aún era clandestino y el movimiento obrero se consideraba algo ajeno a los trabajadores de bata blanca. Impulsor de la UVI de cardiología en el Hospital Universitario Central de Asturias, en el que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional, permanece estos días confinado con su esposa, también médica, en su casa de Candamo, donde les sorprendió el estado de alarma. Aunque jubilado desde hace años, sigue participando activamente en el la Plataforma Asturiana por la Salud y la Sanidad Pública.
El Gobierno ha acordado finalmente que los menores comiencen a salir a pasear. ¿Va a ser más difícil el desconfinamiento que el confinamiento?
Los niños y los adultos deberían ir teniendo cada vez más libertad de movimientos. El confinamiento se podrá ir reduciendo de forma gradual porque la epidemia remite. La clave en los países que mejor han gestionado esto es en el seguimiento de los casos positivos.
¿Es posible retornar a la normalidad sin vacuna?
La vacuna no es imprescindible para volver a una situación de cierta normalidad. El confinamiento tiene mucho valor para combatir la epidemia, pero no es el único recurso. Tenemos que ir adoptando medidas de control y seguimiento. Eso requiere reforzar la atención primaria.
Gran Bretaña inicialmente optó por evitar el confinamiento y apostarlo todo a una autoinmunización
De una manera muy absurda. Confiaron en la inmunidad y están pagando no haber tomado actuaciones más diligentes en su momento.
¿Cómo valora la respuesta del Gobierno español a la crisis sanitaria?
Ha reaccionado tarde, pero en eso España no ha sido diferente al resto de países occidentales. En general se pecó de arrogancia considerando que el Covid19 era un problema chino que no nos afectaría demasiado. No obstante, a día de hoy, diría que a grandes rasgos las cosas se están haciendo bien. El principal problema está en la falta de seguimiento de los casos. Si tú en cada caso que detectas investigas qué contactos ha tenido a lo largo de 15 días, y con cada contacto contagiado repites la operación, puedes ser mucho más eficaz controlando la propagación del virus. Esa ha sido la estrategia de Corea del Sur, Taiwan o Singapur, que ha dado muy buenos resultados. Para hacer eso necesitamos más recursos, y a día de hoy tenemos unos servicios de salud muy débiles, sobre todo en la atención primaria, que es básica para desarrollar una estrategia así. En Madrid por ejemplo están sacando médicos de los centros de salud para concentrarlos en el hospital de campaña que se ha montado en el IFEMA.
“Europa es arrogante y Oriente nos ha dado una lección en la crisis”
¿Se podría haber evitado así el confinamiento con la estrategia coreana?
Habría que haber reaccionado muy rápido, controlando los casos de personas infectadas. Para eso necesitaríamos una atención primaria mucho más potente, y hoy el grueso de los recursos públicos se lo llevan los hospitales. Una vez que no se ha podido hacer eso, optar por el confinamiento es perfectamente lógico.
¿Debería haberse limitado el confinamiento a Madrid o Barcelona?
Quizá en un primer momento, si la respuesta hubiera sido muy temprana, pero cuando esto se planteó estaba claro que el virus ya se había diseminado por toda España. Ahora por ejemplo podría hacerse el desconfinamiento por territorios. Me parecería lógico. La situación no es la misma en Madrid o Barcelona que en Asturias o Extremadura.
¿Es China un modelo?
China es un país autoritario, pero no hay duda de que desde el punto de vista de la eficacia nos han dado una lección. Además han mostrado una enorme solidaridad produciendo y enviando material para el resto del mundo. No solo China. También Taiwan, Singapur, Corea del Sur… Oriente en general. En Europa somos muy arrogantes y nos cuesta reconocer que se trata de países que han respondido de forma muy organizada.
La crisis está teniendo un impacto relativamente bajo en el Principado. ¿Está Asturies mejor preparada que otras comunidades?
Es cierto que tenemos un sistema sanitario donde lo público se ha preservado mejor que en Madrid o Catalunya, pero la epidemia está golpeando a Asturies menos que a otras regiones, por otras razones. Sobre todo que no hay grandes aglomeraciones de población, que es siempre lo que favorece la propagación de este tipo de enfermedades.
¿Cómo está respondiendo el sistema autonómico a la crisis sanitaria?
Hace falta mejorar mucho la coordinación. En España se ha dado una descentralización muy desordenada. Cada autonomía hace las compras por su cuenta, cuenta los muertos y contagiados a su manera… No me opongo a la descentralización del sistema sanitario, pero creo que es manifiestamente mejorable, con elementos de coordinación, como pasa en Canadá, que es un sistema descentralizado.
“El 30% del presupuesto de la OMS lo pagan grandes empresas”
Las donaciones de Amancio Ortega
Su modelo de negocio es bastante discutible. Una forma de mezenazgo que tiene compensaciones en forma de exenciones fiscales o imagen pública. Los grandes empresarios deben de pagar impuestos y contribuir con ello a los servicios públicos y el Estado del Bienestar.
¿Qué hacemos con la Organización Mundial de la Salud?
La OMS es imprescindible para dar una respuesta coordinada a problemas de salud globales, pero carece de competencias reales, más allá de emitir recomendaciones, y la autoridad científica que tenía se ha ido deteriorando. A partir del año 2010 permitió la entrada de aportaciones privadas y a día de hoy el 30% de su presupuesto lo pagan empresas privadas con la consiguiente falta de independencia. Si su papel en la gripe A ya fue discutible, en esta crisis aún lo ha sido más. Hay que defenderla frente a ataques como los de Trump, pero es un organismo muy mejorable en su funcionamiento.
Lecciones a extraer de esta crisis
Necesitamos poner en el centro las políticas de salud, la atención primaria, la medicina comunitaria, la ayuda a la dependencia…. En España hay cada año 125.000 casos de cáncer que están muy determinados por nuestra forma de vida, nuestros hábitos alimenticios, el aire que respiramos… Hay que intervenir sobre ello, pero para todo eso necesitamos más recursos. Seguimos por debajo de la media europea en gasto sanitario. Es el momento de reforzar los bienes comunes: la sanidad, la educación, el medio ambiente, los servicios públicos en general… Me gustaría pensar que no vamos a desaprovechar esta oportunidad.