Asturianismo confederal

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Nicolás Bardio
Nicolás Bardio
Es politólogo, escritor y creador de juegos de rol.

Que la última campaña electoral en Asturies osciló en torno al tema de la oficialidad del asturiano no es ningún secreto. No sólo fue el monotema de muchos partidos, sino que llegó a tener incluso su propio bloque en el debate presidencial que hubo en la TPA. Los asturianos y las asturianas votaron en más de un 52% por partidos que defendían la oficialidad. El debate social resuelto, queda sólo implementarlo. Y los partidos de la derecha se están dando cuenta de que el bloqueo es absurdo cuando la mayoría lo pide claramente.

Por eso, hablar hoy, 25 de Mayo de 2020 de asturianismo político no es hablar de lengua ni de cultura (esa batalla ya se ha ganado); sino hablar de dinero, de impuestos, de creación de empleo y de futuro en Asturies. Para poder construir una Asturies sin las lacras económicas y políticas de hoy en día hace falta un pequeño proceso.

1. Darse cuenta de que Asturies funciona mejor que el Gobierno Central.

Creo que todos podemos ver algo bastante claro que es lo siguiente: En política, da igual el color del gobierno, lo que depende de Asturies funciona siempre mucho mejor que lo que depende del Gobierno Central. Las cifras del COVID están ahí: Asturies es el tercer país del mundo en pruebas PCR (sanidad pública, competencia asturiana) y la educación es mucho más integradora que en otras CCAA (competencia autonómica).

Sin embargo, las competencias que dependen del Estado Central están ahí las conocemos todos: El AVE, que lleva como 20 años prometido y no llega (pero los asturianos seguimos pagando con nuestros impuestos los AVEs de las demás Comunidades), el Aeropuerto que no tiene vuelos y que no es más que una sucursal de Madrid-Barajas si quieres ir a lugares tan poco extraños como Bruselas (la capital de Europa), Londres o París (las dos ciudades más importantes del continente). No hablemos ya de las low cost que sitios como Cantabria tienen y nosotros no. Las autopistas, también del Estado, también pagadas por todos los asturianos, tenemos que tener el copago (¿repago) del peaje del Güerna para ir a la Meseta que un cántabro o un vasco no tienen. Da igual quien gobierne: Aznar, Rajoy, ZP o Sánchez. Esta tónica es general y durante la crisis del COVID se ha visto cómo la gestión del gobierno de Barbón ha sido excelente mientras que la del gobierno de España bastante deficitaria. El propio presidente se da cuenta de las limitaciones absurdas en competencias que tenemos y en esta pandemia se ha añadido el orden público (competencia estatal) a la lista de competencias que no funcionan.

2. Entender por qué sucede esto

¿Por qué pasa esto? ¿Somos más feos? ¿Nos tienen manía? No. Es más sencillo. En política todo se basa en beneficios y costes políticos. O, dicho de otra forma, en qué “da votos” y en qué “no da votos”. El sistema electoral español favorece dos cosas: Tener muchas provincias y tener mucha población. Nuestra comunidad autónoma tiene poca población (sólo 3 tienen menos), y es una única provincia; por eso tenemos 7 escaños (y bajando). Esto hace que Comunidades Autónomas como Castilla La Mancha (5) provincias tengan 21 escaños a pesar de tener el doble de población (2M) que Asturies: Doble de población, triple de escaños. Sacar el 50% de los votos en Castilla – La Mancha es sacar 10 escaños, sacarlo en Asturies es sacar 3. La consecuencia está clara: Asturies no tiene capacidad de decisión en las políticas del gobierno central y, el gobierno central, a la hora de aplicarlas, no tiene en cuenta a Asturies porque “no se juega nada”. Lo que provoca un cierto déficit democrático. Es decir, la incidencia que podemos tener los asturianos en las muchísimas competencias estatales que afectan a nuestra vida (son más que las autonómicas) es mínima y nula. En cambio, los asturianos sí tenemos la capacidad (y la hemos usado varias veces) de hacer caer en las urnas a un gobierno asturiano que no está haciendo bien las cosas. Por eso nos tocan las peores carreteras, el aeropuerto más incomunicado, los peores trenes, las peores cercanías…. Etc. El único poder público en el


3. Darse cuenta de que jugamos con las cartas marcadas

Después hay otro problema que no es político, sino económico; aunque, como hemos visto, no tenemos herramientas políticas para poder cambiarlo. Es el problema Madrid, del que el presidente Barbón ya se ha dado cuenta. La Comunidad de Madrid, con menos del 15% de la población de España, está recaudando el 50% de los impuestos. ¿Las razones? Desde luego, por una parte es una ciudad rica y próspera; pero también están tributando en Madrid muchísimas empresas que tienen allí su sede social y en cambio están generando costes medioambientales en Asturies (pensemos, por ejemplo, la Central térmica de Lada contamina Llangréu, pero paga en Bilbao (Iberdrola), la Central térmica del Narcea contamina en Tinéu, pero paga en Madrid (Naturgy) o Alcoa, que tiene tantísimos empleados en Avilés… …sus impuestos en España van (en parte) a mejorar la calidad de vida de los madrileños, pues es ahí donde tiene la sede.

Si los poderes públicos no intervienen, Madrid va a continuar vaciando de población a Asturies, León, Zamora, Galicia, Palencia y un sinfín de lugares más. Madrid puede permitirse hacer dumping fiscal porque es tal la cantidad de dinero que recauda (generado fuera de Madrid) que le sobra. El Presidente Barbón ya se dio cuenta:


Como vemos, el problema es bastante grande: Las reglas con las que jugamos (fiscales, competenciales, económicas…) nos perjudican y favorecen la concentración de capital, empleo y población en Madrid (y en menor medida Barcelona) y, al mismo tiempo, la nulidad de peso político que tenemos nos impide modificarlas.

4. Un proyecto de España y de Europa) desde Asturies.

El asturianismo tiene delante de sí dos vías, que no creo que sean excluyentes: Por una parte, reformar las reglas estatales para que el peso político de Asturies se incremente y haya una mayor justicia en la representación territorial. Poner a todas las comunidades un mínimo de 10 escaños y repartir el resto por población entre CCAA y no provincias, o hacer un senado “a la americana”, podrían ser dos posibilidades. Pero hay muchas más.

Por otra parte, es urgente transferir competencias. ¿Cuántas? Cuantas más mejor. No es ya una cuestión de identidad o de cultura o de “Asturies por sí”. No. Es una simple y mera cuestión de legitimidad democrática; de hacer que las competencias más importantes y que más afectan la vida de los asturianos (afectan hasta tal punto que muchos se ven obligados a emigrar), respondan realmente a la voluntad de los asturianos y a los intereses de Asturies. Para ello, hay que entender que el asturianismo del mañana es confederal y tiene que tener no sólo un modelo de Asturies, sino también un modelo de España y un modelo de Europa; pues Madrid y Castilla están asumiendo en la arquitectura política y económica española el mismo rol que Alemania está asumiendo en la de la Unión Europea.

La parte buena de todo esto es que, como hemos visto, estamos de enhorabuena, el Presidente comparte nuestro diagnóstico. Sólo queda que mueva ficha. ¿Querrá? ¿Podrá? ¿Sabrá? Veremos.

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