La sala de compresores del Pozu Santa Bárbara volvió a llenarse de arte y de gente este viernes. Un “estoy muy emocionado” conteniendo las lagrimas fue lo único que pudo pronunciar Herminio Álvarez (A Caridá, 1945), poco dado a los excesos verbales, y que en la rueda de prensa previa a la inauguración reconocía que pocas veces ha sentido algo similar a la que le produce exponer su obra en este antiguo pozo minero del valle del río Turón, en Mieres.
El artista de El Franco, toma el relevo del británico Anthony McCall y desde este viernes es con “Voladuras controladas” el siguiente en intervenir, más que exponer, en la centenaria explotación minera, reinaugurada el año pasado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Mieres.
Manuel Ángel Álvarez, teniente de alcalde de Mieres y vecino del valle, señaló en la inauguración la satisfacción que le produce volver a ver lleno este espacio, “tanto tiempo abandonado”, y agradeció al concejal de cultura Juan Ponte, al equipo del PZSB y al movimiento asociativo del concejo, el nuevo impulso que le están dando al patrimonio minero, para que “sea un elemento de futuro “. Según Ponte, también originario de Turón, la nueva vida del Pozu está siendo un elemento de orgullo y autoestima para un valle tan afectado por la desindustrialización, y se refirió al PZSB como un proyecto preocupado ante todo por la “rentabilidad social”.

Cuenta Herminio que cuando visitó el Pozu para pensar la exposición le preguntaron si le sobraba algo, y al contrario les dijo que los tubos, hierros y máquinas del Pozu eran perfectos para la intervención que imaginaba en el PZSB. “La obra de Herminio encaja insospechádamente bien con el Pozu, que no es el típico cubo blanco aséptico en el que se suele mostrar el arte contemporáneo, sino un lugar donde retumba la memoria histórica” señalaba el concejal Juan Ponte en la inauguración de “Voladuras Controladas”.



Luis Feás, crítico de arte y comisario del proyecto PZSB, ha destacado que casi un tercio de las obras de la muestra están hechas pensando en el espacio, entre ellas una que rinde explícitamente homenaje al mineral de carbón, y se han fabricado usando materiales industriales como el cristal, el aluminio y el acero. ¿Por qué el nombre de “Voladuras controladas”? Feás explica que el arte de Herminio siempre busca los equilibrios imposibles, la ingravidez, el movimiento, dibujar en el espacio, y de algún modo “bailar en el aire”. “¿Y esto cómo se sostiene?” se preguntaba el público asistente a la inauguración de “Voladuras controladas”. “Ninguna de las obras está nunca totalmente inmovil” explica Herminio, del que Feás destaca que tiene un “dominio intuitivo de las leyes de la física que siempre sorprende a los propios científicos”. El viernes algunos no daban crédito a lo que estaban viendo.



El público llenó el pozu, tiró de móvil para fotografiar y fotografiarse con las obras y con el espacio que las acoge, se dejó atrapar por el arte magnético de Herminio, estrella de la tarde a pesar de su timidez, y se sorprendió con unas “Voladuras controladas” que podrán verse hasta el 31 de julio. El horario: miércoles, jueves y viernes de tarde. Fines de semana durante todo el día. La entrada es libre.