La semana pasada un grupo de trabajadores de la Plataforma de Afectados por el Contrato Relevo de Arcelor, sindicalistas de CCOO y CSI en ArcelorMittal, y el diputado de Podemos Asturies Daniel Ripa quedaban en una conocida sidrería para comer y festejar una pequeña gran victoria sindical: el cumplimiento de los acuerdos de contrato relevo en la principal factoría del Principado.
Tras meses difíciles, marcados por las movilizaciones sindicales y la incertidumbre de un plan de descarbonización que puede suponer también la reducción de puestos de empleo, 2023 comenzaba con buenas noticias en el corazón de la industria asturiana. La presión lograba hacer efecto y los trabajadores conseguían que la multinacional diera su brazo a torcer: desbloqueo a la jubilación parcial de 262 nacidos entre 1960-1961 a cambio de la entrada de 221 nuevos empleados jóvenes a la empresa. 118 en la planta avilesina y 103 en la gijonesa. Se alcanzaba así un pacto intergeneracional entre boomers y millenials para garantizar la continuidad el empleo de calidad en una empresa que sigue dando trabajo directo a día hoy a casi unas 5.000 personas.

El contrato relevo, una modalidad poco frecuente
El contrato relevo es una fórmula que permite la jubilación parcial y anticipada de un trabajador a cambio de la incorporación a la empresa de un nuevo trabajador relevista. Permite que los puestos de empleo de quienes se jubilan anticipadamente no sean destruidos o subcontratados a empresas externas con peores condiciones laborales. Se trata pues, de una barrera a la externalización de tareas productivas, una tendencia empresarial muy extendida en todo el mundo desde los años 80. Es por ello que los sindicatos siempre han defendido esta fórmula, regulada en el Estatuto de los Trabajadores y por el Real Decreto Ley 5/2013, pero que sigue siendo muy infrecuente: solo se firmaron 8.000 contratos relevo en 2021 en toda España.
Para los sindicatos, el contrato relevo, a diferencia de otras fórmulas de contratación, posibilita que los jóvenes no entren en las empresas por la puerta de la temporalidad y la precariedad, sino por la de un empleo de calidad y con derechos. La victoria de los trabajadores de ArcelorMittal supone un precedente positivo para que otras empresas sigan este camino.