“Parques eólicos y huertos solares son eufemismos envenenados”

Ernesto Díaz, coordinador de la Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica explica por qué "renovables sí, pero no así"

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Ismael Juárez Pérez
Ismael Juárez Pérez
Es periodista.

Ernesto Díaz es Coordinador de la Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica y del Fondo para la Defensa Jurídica de la Cordillera Cantábrica. La primera es una asociación con sede en Asturias, con personalidad jurídica propia y diecinueve años de recorrido. La segunda es una iniciativa conjunta con otras cinco asociaciones de Galicia, León, Burgos y Cantabria, de más reciente creación, que nació para recoger fondos y entablar acciones jurídicas contra los macroproyectos que afectan a lugares de especial sensibilidad ambiental. Afable y con un fraseo pausado, Ernesto Díaz argumenta que “así como Pirineos, Guadarrama o Gredos sí que han sido siempre muy reconocidas como unidades geográficas, el caso de la Cordillera Cantábrica, aunque es muy conocida, hubo años en los no se asumía esa personalidad.” Señala que “de hecho, la Cordillera Cantábrica es una unidad geográfica en la que intervienen múltiples administraciones municipales y autonómicas, incluso estatales y europeas, y eso hace que muchas veces los problemas de conservación se diluyan.”

Ustedes están a favor de la transición energética, pero no de la forma en que se está haciendo. Su lema es “Renovables sí, pero no así”. ¿Qué es lo que entienden que se está haciendo mal?

Por supuesto que estamos a favor de una transición energética porque es imprescindible, pero no existe una planificación adecuada. Hace veinte años se instalaron en el ámbito cantábrico los primeros complejos eólicos. Algunos con un impacto ambiental elevado. Era un fenómeno nuevo que no sabíamos muy bien cómo se podía abordar. Era un fenómeno, por otra parte, moderado. Si bien aquí en Asturias tenemos el ejemplo del complejo de Puerto de Palo que es el complejo más grande de esta comunidad, con 50 o 60 aerogenerradores. O el que está en la Sierra de Begega en la Sierra de Carondio y otros muchos. Todos estos tuvieron un alto impacto.

Durante casi veinte años el fenómeno casi no se movió. Algunas comunidades, como Asturias, tenían incluso lo que se llamaba zonas de exclusión eólica, pero de golpe y porrazo, hace tres o cuatro años, se empieza a hablar del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y se dice que hay que acelerar la transición energética. En aquel momento, lo que pedimos, tanto a las comunidades autonómicas, como al Estado, es que se hiciera una planificación con una zonificación de carácter vinculante, es decir, recuperando esas zonas de exclusión eólica por sus valores ambientales y paisajísticos. Sin embargo, no se hizo. El Estado se ampara en que las competencias de ordenación territorial son de las comunidades autónomas y las comunidades autónomas, en que hay que darse prisa porque si no, según ellas, nos pillará el toro.

“Por supuesto que estamos a favor de una transición energética porque es imprescindible, pero no existe una planificación adecuada”

Pero, entonces, esa falta de planificación que denuncia, ¿cree que obedece más a un problema de competencias autonómicas y estatales o a una falta de voluntad política?

Se trata de un problema de voluntad política. En otras ocasiones, cuando una emergencia ha requerido que nos sentemos a la mesa con las diferentes administraciones del Estado se ha hecho.Tenemos el ejemplo reciente de la Covid-19. Las competencias sanitarias están repartidas, pero eso no impidió que hubiera una coordinación. Creo que el Estado funciona muy bien en general. Así que creo que en este caso el problema no ha sido de competencias, sino de voluntad política.

Su posición difiere con otros ecologistas, como Ecoloxistes n’Aición d’Asturies, que sí están a favor de los proyectos que ustedes no defienden en el occidente asturiano.

Voy a empezar diciendo que, aunque existen diferentes puntos de vista, creo que de las situaciones complicadas se sale unido. Aunque tenemos diferencias con Ecoloxistes n’Aicion d’Asturies, son ante todo compañeras y compañeros, a pesar de que haya cosas que dicen que no me gustan. Sin duda, hacen falta complejos eólicos. Lo de parques eólicos y huertos solares son eufemismos envenenados. Son complejos eólicos y planta fotovoltaicas, y no pasa nada por decirlo. El lenguaje está para usarlo. Nos van a hacer falta grandes complejos eólicos y sin duda el occidente asturiano tiene potencial eólico, pero es que en Asturias ya existe un número bastante alto de complejos eólicos. Ni siquiera estamos entrando en el debate de desmantelar complejos que tienen un alto impacto. Lo que decimos es que no se pueden instalar más complejos en esas zonas. El caso de Oscos es muy llamativo porque el Presidente asturiano está poniendo la bandera del turismo rural, de naturaleza, de paisaje como un recurso importantísimo de Asturias, algo que es cierto, pero resulta que vamos a llenar de complejos eólicos la comarca de Oscos-Eo. La preocupación allí es muy grande porque se van instalar complejos en la proximidad más inmediata de los núcleos habitados.

Así que seamos sinceros, cuando vamos a hacer turismo rural, queremos ver lagunas, bosques y montes limpios. Los complejos eólicos no son solo generadores. El otro día en Twitter César Rendueles hablaba de “palitos blancos”. Me parece casi un insulto. Un aerogenerador de cien o doscientos metros de alto no es un palito blanco. La cimentación que llevan no son palitos blancos. La pista que da acceso a estos aerogeneradores para la construcción y mantenimiento, y que queda abierta para siempre, dando acceso a zonas remotas del territorio que nunca han sido usadas, no tiene nada que ver con palitos blancos. No podemos decir sin más que esto es energía limpia y que no tiene ningún impacto. Lo tiene. La altísima mortalidad de aves y murciélagos e invertebrados está ahí. Y el impacto del efecto barrera de muchos complejos eólicos está ahí. Con todos esos datos tenemos que evaluar y tomar decisiones, pero no dulcifiquemos ni el lenguaje ni la situación porque, insisto, el impacto es elevadísimo. Tal vez haya que poner algún complejo eólico más, de acuerdo, pero vamos a medirlo.

“No podemos decir sin más que esto es energía limpia y que no tiene ningún impacto. Lo tiene. La altísima mortalidad de aves, murciélagos e invertebrados está ahí”

Y ha mencionado algunos, pero ¿puede profundizar en cuáles son los efectos negativos cuando hay concentración de complejos eólicos?

El efecto sobre el paisaje es obvio. Eso no tiene discusión. Es cierto que los paisajes cambian, lo han hecho a lo largo de la historia. A nosotros nos preocupa qué va a pasar con estos complejos cuando terminen su vida útil. Los complejos eólicos no son eternos. Hay que ver un complejo eólico y ver las cimentaciones. Animo a que la gente vaya a verlo para que se den cuenta que eso algún día no va a ser fácil de desmantelar.

El impacto sobre las aves y los murciélagos está muy estudiado. Hay unas mortalidades elevadísimas y es algo que no vamos a poder evitar nunca. Para construir un complejo éolico hay que hacerlo en las cimas de las montañas y por ellas hay que abrir venas. Estamos hablando de pistas con muchos metros de ancho apisonando el terreno. Ahí el impacto es sobre vegetación muy sensible, también sobre los suelos y los recursos geológicos, además de un efecto barrera sobre los mamíferos terrestres. Tenemos una emergencia climática, pero es que también tenemos una crisis de biodiversidad y las dos son igual de importantes. Creo que se están cometiendo errores en el sentido de no medir el impacto que tienen estos complejos eólicos en la biodiversidad.

Por lo tanto, una visión como la de Ecologistas en Acción ¿responde a una postura que pone la emergencia climática por encima de la crisis de biodiversidad?

Creo que sí. Ese debate existe. Es cierto que hay compañeros de otras organizaciones que entienden que la gravedad de la emergencia climática hay que abordarla independientemente del coste que tenga, pero bajo mi punto de vista eso es un error de concepto porque va a dejar las manos absolutamente libres a las grandes compañías, las mismas que contaminaban hasta hace cuatro días. Repsol o Iberdrola que vacían embalses son los mismos que te mandan facturas ilustradas con un campo verde y un aerogenerador con un familia feliz merendando debajo. Al final estamos cediendo con todo. Nos vienen las administraciones con lo que llaman simplificaciones administrativas. El Presidente Barbón decía hace algunos meses que había que luchar contra la burocracia, pero, hombre, no me compare usted abrir un chigre con poner sesenta aerogeneradores en una sierra, no me tome el pelo. La Unión Europea ya ha anunciado que se va a seguir simplificando trámites en la tramitación de energías renovables y, además, capando la participación pública. Es decir, lo van a poner de tal forma que no van a poder ni siquiera hacerse alegaciones y van a poder tirar para adelante con los proyectos en un plazo muy breve. La sociedad debemos exigir que esto se haga bien porque esto se puede hacer bien. Claro, hacerlo bien implica hacer consultas, implica esa planificación de la que he hablado antes e implica una zonificación. Por cierto, ¿sabe la gente cuántos aerogeneradores hay en la Comunidad Autónoma de Madrid? Cero. No lo digo por fomentar esa confrontación de la periferia con Madrid, algo que no me interesa, lo pongo sobre la mesa porque todo esto hay que hacerlo con un poco de cabeza y dándonos cuenta de algunos desequilibrios.

Recientemente ha habido movilizaciones en el occidente asturiano. ¿Piensan realizar más concentraciones contra la ampliación del número de complejos eólicos en esta parte de Asturias?

Las movilizaciones son difíciles en general en la situación actual. Para ir a protestar por la Vega en Oviedo nos juntamos mil, pues imagínese el número que nos podemos juntar en Grandas de Salime. Hay que ser consciente de lo que es el occidente asturiano, dónde está y cuánta gente vive allí. Estamos hablando de sociedades envejecidas. A la gente le vienen con el gusanillo de pagarles unos miles de euros. Los propios ayuntamientos acaban triplicando los presupuestos. Por eso, más allá de las movilizaciones, tenemos abiertas diferentes vías judiciales. De hecho, hemos conseguido paralizar cautelarmente tres complejos eólicos en Galicia. Tenemos un contencioso abierto con el complejo de El Escudo, en el límite de Cantabria con Burgos. Tenemos pendiente de abrir en estos próximos días tres contenciosos en León contra tres complejos. Acabamos de presentar recursos de reposición en el caso de Oscos, aquí en Asturias. Logramos paralizar un complejo eólico en Vegadeo en colaboración con el propio ayuntamiento de la localidad por una vulneración de la normativa urbanística. Así que tenemos bastantes frentes abiertos. Y algunos más que abriremos.

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