Una investigación internacional, en la que participa la Universidad de Oviedo, alerta de que la pérdida de hábitats tradicionales puede obligarles a migrar hacia áreas cercanas a núcleos de población humana
Frente al ruido y el alarmismo que rodean a las polémicas sobre la protección del lobo, Jesús García Díaz aboga por conocer y valorar el patrimonio natural y cultural de la especie